miércoles, 20 de julio de 2016

No Violencia

No Violencia

La no-violencia se sustenta en el valor ético superior, centro de todos los otros valores: el Amor a la Vida, o Biofilia (Fromm). Por eso nos propone y exige un conjunto de formas de relación del ser humano:
1. Consigo mismo: a partir de un amor propio firme, sostenido en el auto respeto y autoestima adecuada, que permite a cada uno reconocerse como un ser diferente, dotado de dignidad inalienable y de derechos y deberes humanos básicos.
2. Con los otros seres humanos: reconocerlos como seres tan valiosos y respetables como uno mismo, merecedores de que se reverencien sus diferencias características y sus derechos inalienables. La relación con los otros se cimenta en la tolerancia, el respeto, la apertura mental, la celebración de la diferencias, la negociación pacífica de las controversias.
3. Con la Naturaleza: asumir la defensa activa de todo lo viviente, y promover en los hechos la preservación equilibrada del entorno natural, fuente material de la vida de todos.
4. Con el Universo: comprender que hay una mente universal, una realidad espiritual que es la fuente de la vida de todos, una realidad sagrada que nos causa y nos envuelve, y constituye la fuerza misma de la vida, a la que cada pueblo le da nombres distintos.
En esas cuatro dimensiones se enraíza la paz entendida como camino de relación con uno mismo y con todo lo viviente, lo cual exige practicar procedimientos y recursos de solución negociada, pacífica, creativa y serena de toda clase de conflictos: personales, interpersonales, familiares, locales, nacionales internacionales y mundiales.
La no- violencia cree en el poder constructivo del amor a la vida y de la sinergia, es decir de la colaboración de los distintos en metas superiores que convienen a la humanidad y a la naturaleza, aprovechando la diversidad de talentos, capacidades recursos y potencialidades de cada quien, para obtener logros colectivos superiores.
La no- violencia cuestiona activamente toda forma de injusticia, opresión, abuso y violencia, y cree firmemente que en el camino de solución de los conflictos, es necesario y posible transformar al adversario en compañero de camino, en vez de verlo como enemigo.
Puede sonar muy utópica la no- violencia, en medio de una humanidad tan proclive a todas las formas posible de violencia y de destrucción mutua que son el pan de cada día.
Pero grandes eventos históricos nos demuestran que no solo es posible y realizable, sino que constituye el único camino de transformación social  que vale la pena intentar, porque arroja los mejores resultados, y provoca la menor cantidad de heridas. La gran diferencia entre la no-violencia y  las revoluciones que usan la fuerza de las armas y el odio como recursos de cambio social y político, radica en una forma de transformación evolutiva, no destructiva, que repudia toda forma de violencia: armada, física, política, verbal, psicológica, etc.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario